miércoles, marzo 29, 2006

Aprende a apreciarte

No robes

No robes
a tu soledad pura
tu ser callado y firme.
Evita el necesario
explicarte a ti mismo
contra los casi todos.
Solamente tú solo llenaras
enteramente el mundo.

Juan Ramón Jiménez

Me permito compartir con ustedes algunos textos que han eriquecido sobremanera mi vida, que me han enseñado a valorarla, a ver las cosas desde otra perspectiva, textos que se aprecian y reconocen como fundamentales, escritos por otros hombres y mujeres, de otras latitudes y en ocasiones hasta de otras épocas, pero con un valor inmanente que nos permite dialogar, conocernos y reconocernos, el texto que transcribo a continuación es de Bernardo Ortín, a quien desde aqui, me permito saludar, porque lo conozco sin conocerle, porque me ha bastado leerle para saberle mi amigo.

Hubo un tiempo en que...
Bernando Ortín

Hubo un momento en el que naciste, percibiste el mundo, dormías profundamente durante muchas horas al día, sentías el abrazo de tu madre, de tu padre, oías voces a tu alrededor, recibías sonrisas, caricias...

Hubo un tiempo en el que llorabas cuando tenías la más mínina necesidad, era un llamado fuerte, liberador, sin pena, satisfactorio, como el de algunos sueños de la vida adulta, tambien reías con fuerza, con alegría...

Tantas y tantas veces te sentías muy bien, con la sensación de satisfacción plena...

Fue un tiempo en el que notabas la insatisfacción inmediatamente y potentemente, tambien la satisfacción...
Hubo un momento en el que comenzaste a explorar tu alrededor quizá a gatas, enseguida comenzaste a caminar...

Hubo un tiempo en el que te sentías muy bien explorando todas estas cosas...

Un tiempo en el que, a menudo, sentías un placer que ahora te es familiar, en alguna parte de tu consciencia.
Hubo un momento en el que sentiste mucha curiosidad por algo, te fascinaba llenar y vaciar recipientes de agua, cubos de arena, sacar y guardar objetos, pinzas de tender la ropa, botones, herramientas, objetos, casi no podías dejar de jugar con esas cosas, te enfrascabas a fondo...

Hubo un momento en que sentías mucha curiosidad por las cosas de tus padres, los cajones de su armario, su mesita de noche, te llamaba la atención su forma de ordenar las cosas, el olor del interior de los armarios, la cómoda, la casa de tus padres...

Hubo un momento en el que te atrajo como un fuerte imán algún lugar de la casa, el despacho de tu padre, su taller, la alacena llena de trastes, el desván, la cocina al atardecer sin actividad, el sitio donde tu madre descansaba...

Hubo un tiempo en el que aprendiste las primeras letras, conocistes los colores, las pinturas y aprendías tantas cosas...

...y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti mismo...

Hubo un momento en el que conociste a tus primeros amigos, estabas con ellos, muy juntos, sentiste la complicidad, la lealtad, la sensación de confidencia.

En esta época hubo muchos momentos en los que te mostraste inteligente, ocurrente, en los que dejaste ver tu lucidez, tu apoyo y afecto por los demás. Hubo momentos en los que notaste que te valoraban.

Hubo un tiempo en el que comenzaste a estudiar, empezaste a trabajar...
sentiste la excitación de hacer cosas nuevas, sentiste que dirigías tu propia vida.

Hubo un momento en el que notaste que tu vida marchaba hacia adelante.

Hubo una época en la que descubriste que las cosas se te daban bien, que podías fiarte de tu intuición, que tu pensamiento era certero, que eras capaz de solucionar muchas cosas...

...y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti mismo...

Hubo un tiempo en el que se enamoraron de ti y tú sentiste esa inmensa emoción... experimentastes cómo era ser el centro de la vida de otra persona. Fueron momentos en los que notabas que tus movimientos, tus palabras, tus silencios provocaban un gran impacto en el otro y tú te sentías mirado, querido, amado... y amaste con tanta intensidad, más de la que te creías capaz...

Fue un momento en el que te decían cosas fantásticas sobre ti, cosas que ni tú mismo sabías, o quizá intuías...

Hubo un momento en el que te marchaste de la casa paterna... a vivir de otro modo, a dirigir tus cosas, a orientar tu propia vida.

Hubo un momento de grandes planes para tu vida, de emoción intensa al pensar en cómo ibas a organizarte...

...y tantas veces y en tantas ocasiones tenías tantas maneras de apreciarte a ti mismo...

Hubo un tiempo en el que notaste cómo confiaban en ti, cómo apreciaban tu modo de ser, de hacer las cosas, de enfrentarte a problemas.

En algún momento descubriste que eras capaz de pasártelo muy bien, de disfrutar la vida, de sentir satisfacción... en tantos y tantos momentos, contextos, escenarios de la vida, con tantas personas queridas...

...y has tenido muchos momentos para experimentar que eres una gran persona, porque te lo han dicho, porque tú lo sabes, porque lo notas en cómo te miran, cómo se dirigen a ti.

Y con esa sensación de aprecio a ti mismo, deja que tu pensamiento se reorganice, deja que note todos esos episodios de tu vida y cuando tú quieras reorienta tu atención aquí y ahora, trayendo contigo ese aprecio al valor de ti mismo...

...y tantas veces, y en tantas ocasiones, como lo desees, tendrás tantas maneras de apreciarte a ti mismo...